El estruendo del viento anunciaba que las ramas de los árboles se mecían rítmicamente, formando una danza de flores entre las sombras de aquél bosque que fundidos formaban el escenario perfecto para adornar esa noche de magia y misterio.
Él buscaba entre la penumbra, al menos una pequeña luz que lo guiara camino al lugar que se le había prometido para que lo compartiera con su más grande delirio: una bella mujer, amante de la luna, la noche y sus encantos.
Mientras caminaba recordaba el primer momento que estuvo cerca a ella, haciéndolo sentir de nuevo que mil disparos perforaban su pecho, que luego desgarrado pediría a gritos uno de sus besos, para que curara sus penas y sanara sus heridas.
Cuando menos lo esperaba ya estaba a pocos pasos del lugar indicado. Tomando un fuerte respiro, se introdujo en busca de su dama. Sólo a unos pocos metros de la entrada, se hallaba ella, su hermosa doncella de la luna, reposando sobre un lecho rosa que resaltaba su belleza.
Él se acercó, la tomó suavemente de la mano y muy delicadamente acarició su rostro.
Abriendo sus ojos que parecían dos verdes aceitunas, clavó su mirada en su tan anhelada visita.
Sin reparo, se abalanzó sobre sus brazos y sin decir palabra, le dio un dulce beso y el hechizo fue lanzado.
Dos almas, dos cuerpos, un sólo sentir... unidos para siempre.
Historias de hadas, de príncipes y princesas. De un mundo de fantasía en el que deberíamos vivir, sin lamentos, sin angustias. Sólo finales felices.
..::Eve::..
